- Hacer ejercicios sin quitarte el maquillaje: vas a lucir impecable pero irritarás tu piel y taparás los poros provocando brotes de acné.
- No lavar las brochas y pinceles de maquillaje: estas se convierten en un caldo de cultivo de bacterias que pueden producir acné, irritación y condiciones más serias como infecciones en los ojos. Limpia tus herramientas de maquillaje al menos una vez a la semana.
- Asumir que el SPF de tu maquillaje es suficiente: la cantidad de base o foundation que usamos no es suficiente para proteger la piel del sol. Usa un bloqueador solar debajo del maquillaje y no olvides aplicar en tu cuello, escote y manos.
- Dormir de lado o boca abajo: así como hacer la misma expresión una y otra vez puede producir líneas, aplastar tu cara noche tras noche contra la almohada puede provocar lo que los dermatólogos llaman “arrugas de sueño”. Intenta acostarte de espalda y relajarte en esa posición hasta que te quedes dormida.
- Exfoliarte todos los días (con esponja o cepillo): esto puede romper el equilibrio natural de tu piel y provocar enrojecimiento, resequedad y brotes de acné. Baja la frecuencia de la exfoliación a una vez a la semana. Tip: aunque suene extraño, afeitarse es uno de los mejores métodos de exfoliación y mucho mejor que usar cepillos o scrubs
- Lavarse la cara con agua muy caliente: el agua caliente daña la barrera protectora de la piel e hincha los pequeños vasos sanguíneos. Esto puede dilatar de forma permanente los vasos sanguíneos produciendo en la piel un tono rojizo y desigual.
- Lavar tu cara antes de lavar tu cabello en la ducha: muchos ingredientes del acondicionador pueden tapar los poros y provocar brotes de acné. Si estás notando algunos brotes en la línea del cabello y en el cuello es momento de cambiar el orden de tu rutina.